La bodega egoísta

La gente que trabaja en esta bodega es maravillosa, simpática, profesional y muchas cosas bonitas más.

El vino que hacen es cojonudo, está riquísimo y, encima, tiene un precio fantástico.

Atento, que aquí viene el pero…

PERO son muy egoístas.

No quieren compartirlo, no quieren que nadie se entere.

Mejor dicho. No saben hacer que la gente se entere.

Y no les culpo, no saben de marketing, son especialistas en hacer buen vino. Yo ni siquiera soy capaz de hacer vino malo.

La bodega molona

En cambio, conocen una bodega que no tiene bodega, que vende vino bastante mediocre a un precio más alto. 

Llevan solo un par de años vendiendo el vino y ya están en un montón de sitios y todos hablan de ellos. 

Porque es una bodega que mola, que todos conocen y que se hincha a vender vino.

Lo peor es que seguramente la bodega egoísta les esté haciendo el vino.

Llevo años convirtiendo bodegas egoístas en bodegas molonas.

No se trata de diseñar etiquetas vistosas, de publicar TikToks virales ni de abrir una tienda online. Eso es fácil, podría hacerlo cualquiera.

No puedo ayudar a todas las bodegas, ni todas las bodegas están dispuestas a cambiar.

No diseño etiquetas, ni llevo redes sociales, ni hago webs.

Si eres de la que puede cambiar, mi trabajo será diseñar una estrategia completa de marketing y comunicación. Y eso va de crear una base para todo lo demás.

Por suerte para ti, solo llevo 7 años en el mundo online y todavía salgo bien de precio. Eso sí, el trimestre que viene tendré más experiencia y seré más caro.

Aprovéchame ahora.

Puedes escribirme a vino@ismaelgaliana.com